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Corintios 14:1- 33 Seguid el
amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.
Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie
le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. Pero el que profetiza
habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se
edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. Así que, quisiera que
todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor
es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete
para que la iglesia reciba edificación. Ahora pues, hermanos, si yo voy a
vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con
revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? Ciertamente las cosas inanimadas que
producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces,
¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? Y si la trompeta diere sonido incierto,
¿quién se preparará para la batalla? Así también vosotros, si por la lengua no
diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque
hablaréis al aire. Tantas clases de
idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado.
Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que
habla, y el que habla será como extranjero para mí. Así también vosotros; pues que anheláis dones
espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia. Por lo
cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.
Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento
queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con
el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu,
pero cantaré también con el entendimiento.
Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple
oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has
dicho. Porque tú, a la verdad, bien das
gracias; pero el otro no es edificado. Doy gracias a Dios que hablo en lenguas
más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con
mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua
desconocida. Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en
la malicia, pero maduros en el modo de pensar. En la ley está escrito: En otras
lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice
el Señor. Así que, las lenguas son por
señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los
incrédulos, sino a los creyentes. Si,
pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y
entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero si todos profetizan, y entra algún
incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y
así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente
Dios está entre vosotros. ¿Qué hay,
pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene
doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo
para edificación. Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo
más tres, y por turno; y uno interprete.
Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y
para Dios. Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le fuere revelado a otro que
estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis profetizar todos uno por
uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. Y los espíritus de los profetas están sujetos
a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos,
1
Corintios 14:39 Así que,
hermanos, procurad
profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo
decentemente y con orden.
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