martes, 16 de octubre de 2018

El Velo del Pueblo/ Dos Pueblos un Solo Dios



2 Corintios 3:13- 16  y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro,  para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.  Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.  Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

Gálatas 3:8- 18  Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.  Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.  Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.   Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente,  la cual es Cristo.  Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa;  pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

Gálatas 4:21- 31  Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?  Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.  Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.  Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz;  Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto;
 Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido.   Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.  Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu,  así también ahora.  Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.  De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre. 

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