miércoles, 17 de octubre de 2018

El día de la expiación




Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Dios
Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel
Lo  presentará vivo delante de Dios
Para  hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto.  

Levítico 16:1- 26 Habló Dios a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron.  Y Dios dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio. Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación, y un carnero para holocausto.  Se vestirá la túnica santa de lino, y sobre su cuerpo tendrá calzoncillos de lino, y se ceñirá el cinto de lino, y con la mitra de lino se cubrirá. Son las santas vestiduras; con ellas se ha de vestir después de lavar su cuerpo con agua.  Y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos para expiación, y un carnero para holocausto.  Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y hará la reconciliación por sí y por su casa.  Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Dios, a la puerta del tabernáculo de reunión.  Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Dios, y otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Dios, y lo ofrecerá en expiación.  Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Dios para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto.  Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.  Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo.  Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Dios, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.  Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre.  Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio.  Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas.  Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer la expiación en el santuario, hasta que él salga, y haya hecho la expiación por sí, por su casa y por toda la congregación de Israel.  Y saldrá al altar que está delante de Dios, y lo expiará, y tomará de la sangre del becerro y de la sangre del macho cabrío, y la pondrá sobre los cuernos del altar alrededor.  Y esparcirá sobre él de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará, y lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel.  Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo;  y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto.  Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto. Después vendrá Aarón al tabernáculo de reunión, y se quitará las vestiduras de lino que había vestido para entrar en el santuario, y las pondrá allí.  Lavará luego su cuerpo con agua en el lugar del santuario, y después de ponerse sus vestidos saldrá, y hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la expiación por sí y por el pueblo.  Y quemará en el altar la grosura del sacrificio por el pecado. El que hubiere llevado el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos, lavará también con agua su cuerpo, y después entrará en el campamento.  Y sacarán fuera del campamentoe el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol.  El que los quemare lavará sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después podrá entrar en el campamento.  Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros.

Jesús ante Pilato

Lucas 23:1- 5  Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato.  Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohibe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey.  Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiéndole él, dijo: Tú lo dices.  Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre.  Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.

Jesús sentenciado a muerte

Lucas 23:13- 25 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo,  les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis.  Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre.  Le soltaré, pues, después de castigarle.  Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta. Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!  Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio.  Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús;  pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale!  Él les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.  Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.  Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían;  y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Crucifixión y muerte de Jesús

Lucas 23:26- 28  Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.   Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él.  Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.

Lucas 23:33- 35 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.  Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.  Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios.

Lucas 23:38- 43 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.  Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.  Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?  Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.  Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.  Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.



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Arresto de Jesús

Mateo  26:47  Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

Jesús ante el concilio

Mateo 26:57- 59  Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin.  Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte,

Mateo 26:62- 68 Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.  Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.  ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!l  Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y  otros le abofeteaban,  diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.

Jesús ante Pilato

Mateo 27:-1- 2   Venida la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte.  Y le llevaron atado, y le entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.

Jesús sentenciado a muerte

Mateo 27:15- 18   Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen.  Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás.  Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?  Porque sabía que por envidia le habían entregado.
Mateo 27:20- 26 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto.  Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás.  Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!  Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!  Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manosc delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.  Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.  Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.

Mateo 27:30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza.

Mateo 27:50- 54 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.  Y he aquí, el veloj del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;  y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;   y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.  El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.

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Jesús sentenciado a muerte

Marcos 15:6- 15  Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen. Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta. Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como siempre les había hecho.  Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?  Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes.  Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás.  Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?  Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale! Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más: ¡Crucifícale!  Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.

Marcos 15:19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias.

Marcos 15:37- 39 Mas Jesús, dando una gran voz, expiró.  Entonces el veloh del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.  Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.

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Jesús ante el sumo sacerdote

Juan 18:12- 14   Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron,  y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año.  Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.b

Anás interroga a Jesús

Juan 18:19-  24  Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.  Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.  ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho.  Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?  Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?  Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.
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Hebreos 10:1- 25 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.  De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.  Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí.  Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),  y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.  En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.  Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;  pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,  de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;  porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.  Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:  Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré,  añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.  Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

Hebreos 9:1- 28 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal. Porque el tabernáculoa estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro,b la mesa y los panes de la proposición.  Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,  el cual tenía un incensario de oroe y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes,f en la que estaba una urna de oro que contenía el maná,g la vara de Aarón que reverdeció,h y las tablas del pacto;  y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio;j de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle.  Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto;  pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;  dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie.  Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto,  ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.  Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,  y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.  Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos,m y las cenizas de la becerran rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,  ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto,1 para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.  Porque donde hay testamento,2 es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.  De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,  diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.  Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.  Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.  Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.  Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;  y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.  Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,  así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Hebreos 10:19- 24 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,  y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,  acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazonesf de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.  Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.  Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;  no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Se ofrecía   un Macho cabrio perfecto en el tarbernáculo para Jazazel.
En la muerte de Cristo se ofreció un Macho cabrio defectuoso representado en Barrabás porque la ofrenda al maligno debía ser como el mismo defectuosa.
Pero esa fue la última ofrenda a Jazazel, Barrabás el macho cabrio que va al desierto y luego de soltarlo Pilatos pretende purificarse, porque de manos del gentil salió esta vez la ofrenda con el acuerdo del pueblo y de los sacerdotes.
O sale  de manos gentil para que los gentiles y paganos pudieran ser redimidos y fue salida de la mano de los judios para que la redención alcanzace a ellos.


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