2 Samuel 16:5-
12 Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí salía uno de la familia de
la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei hijo de Gera; y salía maldiciendo, y arrojando piedras contra David, y contra
todos los siervos del rey David; y todo el pueblo y todos los hombres valientes
estaban a su derecha y a su izquierda. Y
decía Simei, maldiciéndole: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso! Dios
te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú
has reinado, y Dios ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón; y hete
aquí sorprendido en tu maldad, porque eres hombre sanguinario. Entonces Abisai hijo de Sarvia dijo al rey:
¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Te ruego que me dejes
pasar, y le quitaré la cabeza. Y el rey
respondió: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es
porque Dios le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por qué lo
haces así? Y dijo David a Abisai y a
todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas, acecha mi
vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadle que maldiga, pues Dios se
lo ha dicho. Quizá mirará Jehová mi
aflicción, y me dará Dios bien por sus maldiciones de hoy.
1 Reyes 2:8, 9 También tienes contigo a Simei hijo de
Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte
el día que yo iba a Mahanaim.d Mas él mismo descendió a recibirme al Jordán, y
yo le juré por Jehová diciendo: Yo no te mataré a espada. Pero ahora no lo absolverás; pues hombre sabio
eres, y sabes cómo debes hacer con él; y harás descender sus canas con sangre
al Seol.
1 Reyes 2:36- 46 Después envió el rey e hizo venir a Simei,
y le dijo: Edifícate una casa en Jerusalén y mora ahí, y no salgas de allí a
una parte ni a otra; porque sabe de
cierto que el día que salieres y pasares el torrente de Cedrón, sin duda
morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza. Y Simei dijo al rey: La palabra es buena; como
el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén
muchos días. Pero pasados tres años, aconteció que dos siervos de Simei huyeron
a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Y dieron aviso a Simei, diciendo: He aquí
que tus siervos están en Gat. Entonces
Simei se levantó y ensilló su asno y fue a Aquis en Gat, para buscar a sus
siervos. Fue, pues, Simei, y trajo sus siervos de Gat. Luego fue dicho a Salomón que Simei había ido
de Jerusalén hasta Gat, y que había vuelto. Entonces el rey envió e hizo venir
a Simei, y le dijo: ¿No te hice jurar yo por Dios, y te protesté diciendo: El
día que salieres y fueres acá o allá, sabe de cierto que morirás? Y tú me
dijiste: La palabra es buena, yo la obedezco. ¿Por qué, pues, no guardaste el juramento de Dios,
y el mandamiento que yo te impuse? Dijo
además el rey a Simei: Tú sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que
cometiste contra mi padre David; Dios, pues, ha hecho volver el mal sobre tu
cabeza. Y el rey Salomón será bendito, y
el trono de David será firme perpetuamente delante de Dios. Entonces el rey mandó a Benaía hijo de Joiada,
el cual salió y lo hirió, y murió. Y el reino fue confirmado en la mano de
Salomón.
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