Muerte
de Lázaro
María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo
Fue la que
ungió al Señor con perfume
Juan 11:1, 2 Estaba
entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta
su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro
estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con
sus cabellos.)
Jesús
es ungido en Betania
Vino Jesús
a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto
Entonces María tomó una libra de perfume de nardo
puro
Y ungió
los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos
Pero dijo esto, no porque se cuidara de los
pobres
Sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa,
sustraía de lo que se echaba en ella
Juan 12:1- 8 Seis días antes de la pascua, vino Jesús a
Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había
resucitado de los muertos. Y le hicieron
allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la
mesa con él. Entonces María tomó una
libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y
los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote
hijo de Simón, el que le había de entregar:
¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a
los pobres? Pero dijo esto, no porque se
cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de
lo que se echaba en ella. Entonces Jesús
dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado
esto. Porque
a los pobres siempre los tendréis con vosotros,(B) mas a mí no
siempre me tendréis.
Jesús
es ungido en Betania
Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el
leproso
Mateo
26:6- 13 Y estando Jesús en Betania, en
casa de Simón el leproso, vino a él una
mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre
la cabeza de él, estando sentado a la mesa.
Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este
desperdicio? Porque esto podía haberse
vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena
obra. Porque
siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. Porque al derramar
este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la
sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este
evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para
memoria de ella.
Jesús
es ungido en Betania
Pero estando él en Betania, en casa de Simón el
leproso
Vino una
mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro
Porque podía haberse vendido por más de
trescientos denarios
Y haberse
dado a los pobres
Se
ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura
Marcus
14:3- 9 Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a
la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de
mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho
este desperdicio de perfume? Porque
podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los
pobres. Y murmuraban contra ella. Pero
Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra
me ha hecho. Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis
les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis. Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir
mi cuerpo para la sepultura. De cierto os digo
que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se
contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
Jesús
en el hogar de Simón el fariseo
Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con
él
Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora
Trajo un
frasco de alabastro con perfume
Lucas
7:36- 50 Uno de los fariseos rogó a
Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la
mesa. Entonces una mujer de la ciudad,
que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo,
trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies,
llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus
cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el
fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería
quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Entonces
respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que
decirte. Y él le dijo: Dí, Maestro. Un acreedor
tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos
con qué pagar, perdonó a ambos. Dí, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a
quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has
juzgado. Y vuelto a la mujer,
dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no
me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha
enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de
besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite;
mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
Por lo cual te digo que sus muchos pecados le
son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco
ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la
mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona
pecados? Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario